Acerca de la oración
La oración en su lugar adecuado
Existe una fuerte tendencia en la mente humana a percibir un solo lado de las cosas, y esto es algo de lo que deberíamos guardarnos con todo cuidado. Sería una muestra de sabiduría de nuestra parte ver siempre las cosas según nos las presenta Dios en su santa Palabra. Deberíamos poner las cosas donde Él quiere que estén y dejarlas allí. Si prestáramos a esto la debida atención, entenderíamos la verdad con mayor claridad, y nuestras almas estarían mejor instruidas. Dios ha designado un lugar determinado para cada cosa, por lo cual deberíamos evitar poner las cosas buenas en lugares impropios, así como dejarlas completamente a un lado; lo uno puede hacer tanto daño como lo otro. Si algo que Dios ha instituido se pone fuera del lugar destinado por ÉJ, a la fuerza quedará destituido de su capacidad para alcanzar el objetivo que Dios le asignó. Seguramente, todos estarán de acuerdo en que está mal poner en un lugar diferente al que Dios quiso que ocupasen.
Acerca de la oración
La importancia de tener cada cosa en su sitio crece con la importancia misma del objeto. Esto tiene especial validez con respecto al santo y valioso ejercicio de la oración. Resulta difícil imaginar cómo puede alguien, con la Palabra de Dios en sus manos, tener la presunción de quitarle valor a la oración, pues la oración es una de las funciones más altas y uno de los privilegios más importantes de la vida cristiana, tan pronto como el Espíritu Santo ha implantado la nueva naturaleza, mediante la fe en Cristo, está se expresa en los dulces acentos de la oración.
La oración es la respiración del nuevo hombre, producida por el Espíritu Santo, quien mora en los verdaderos creyentes.
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