El cristiano y el mundo

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El cristiano y el mundo

¿Cuál es la posición de Cristo y del creyente en el mundo? ¿Cómo puede obedecer a las autoridades y al mismo tiempo a Dios? El autor nos ayuda por medio de la Biblia a esclarecer este asunto siempre de actualidad.

El mundo provee a todas las necesidades del hombre natural. ¿Debe el cristiano meterse en política? ¿Debemos salir del mundo?

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El cristiano y el mundo

¿Qué es el mundo? He aquí una pregunta de suma importancia que, forzosamente, se presenta al atento examen de todo creyente serio y reflexivo. ¿Qué es este mundo, del cual la Palabra le exhorta a conservarse sin mancha? (Santiago 1:27).

La Escritura emplea la palabra mundo en tres sentidos diferentes:
1. En primer lugar significa, literalmente, el orden, el sistema, la organización de la vida humana;
2. luego, la tierra en sí misma es llamada «el mundo», porque constituye la escena sobre la cual se desarrolla aquel sistema;
3. por fin, llamamos «mundo» al conjunto de los individuos que viven conforme a este sistema.

Se puede, pues, distinguir entre la escena del mundo, las personas del mundo y el sistema del mundo.

El cristiano y el mundo

Cuando leemos en la Palabra que «Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores» (1 Timoteo 1:15), bien podemos entender que El vino a la escena de este mundo, y que entonces se halló, inevitablemente, en contacto con el sistema del mundo, que tanto le odiaba. Él decía de sus discípulos: «No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo» (Juan 17:16 ), es decir que, al contrario de los demás hombres que encontraban su razón de vida en este sistema, ellos no formaban parte de él. Cualquiera que sea amigo de este sistema, es enemigo de Dios (Santiago 4:4).

La característica de tal sistema es de gobernarse a sí mismo, sin dependencia alguna de Dios. Consideremos, como ejemplo, la organización militar. Cuando un hombre es llamado a filas, lo halla todo organizado en vista de sus necesidades: el habilitado provee a su sueldo, el encargado del vestuario le proporciona el uniforme, otro le facilita las armas y el equipo, etc.; sus idas y venidas, su alojamiento, están determinadas por los reglamentos; a horas fijas se hallan establecidas la diana, la instrucción, la parada, la lista, etc.

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