Estudio sobre 1 2 3 Juan y Judas
La primera epístola de Juan trata de la vida eterna manifestada en Jesús e impartida a nosotros, esa vida que estaba con el Padre y que está en el Hijo. En esta vida los creyentes gozan de la comunión con el Hijo y el Padre. La persona del Hijo -la vida eterna manifestada en carne- es, pues, el precioso tema de esta epístola. La segunda carta pone a los fieles en guardia contra los que no enseñan la doctrina de Cristo, mientras la tercera anima a los creyentes a que reciban y ayuden a los hermanos que enseñan dicha doctrina. Ambas epístolas ponen énfasis en “la verdad”.
La epístola de Judas relata la apostasía de la cristiandad desde que los primeros elementos se infiltraron en la Iglesia para corromperla, hasta su juicio, cuando nuestro Señor se manifieste. Sus instrucciones, presentadas con suma brevedad, tienen un peso tremendo y un alcance muy amplio. En ella somos exhortados a contender “por la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas v. 4).
Estudio sobre 1 2 3 Juan y Judas
La vida eterna manifestada en Jesús
Aquello que era desde el principio del cristianismo (v. 1), es decir, en la persona de Cristo; lo que ellos habían oído, lo que habían visto con sus propios ojos, lo que habían contemplado y tocado con sus propias manos en cuanto al Verbo (la Palabra) de vida, eso era lo que el apóstol anunciaba, pues la vida misma había sido manifestada. Esta vida, que estaba con el Padre, había sido manifestada a los discípulos.
En cuanto la persona del Hijo es el objeto de nuestra fe, sentimos que la perfección tiene que haber existido desde el principio.
La persona del Hijo, la vida eterna…
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