La tentacion y el socorro divino
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La tentacion y el socorro divino
Dos clases de tentaciones. El deseo de los ojos. El deseo de la carne. El orgullo de la vida. Las tentaciones exteriores. El socorro divino.
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La tentacion y el socorro divino
Dos clases de tentaciones
Santiago 1:2,3,12 parece estar en contradicción con los versículos 13 a 15. En efecto, primeramente, Santiago presenta las «diversas pruebas» como sumo gozo, una prueba de la que produce paciencia. Hasta agrega: «Bienaventurado el varón que soporta la tentación».
En cambio, más abajo, subraya que Dios no puede ser tentado por el mal y que no tienta nadie, pero que «cada uno es tentado, cuando su propia concupiscencia es atraído y seducido».
El primer caso considera las pruebas exteriores, como la persecución, las cuales tratan de forzar a un hombre a pecar; en el segundo, la tentación ofrece un objeto a la codicia interior, el cual empuja a alguien al mal.
La tentacion y el socorro divino
¿Qué es la tentación? Es la incitación a pecar. Y pecar es, fundamentalmente, hacer la propia voluntad, la cual se opone a lo que uno sabe que es la voluntad de Dios. Esta «voluntad de Dios» la resume el Señor mismo: «Amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas… Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Marcos 12: 30-31)
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